Texto nro. 5 "El anillo del equilibrio."
El
anillo del equilibrio.
Había una vez un rey que tenía
un problema: era incapaz de controlar su alegría y su tristeza. Ambas emociones
le llevaban a perder el control y a caer en un desequilibrio que luego
lamentaba. Cuando estaba contento, lo celebraba de forma desmedida, sin atender
a los gastos ocasionados. Fiestas lujosas, ostentosas y muy largas… Y cuando
estaba triste, se hundía en una profunda depresión de la que le era muy difícil
salir.
El rey, consciente de su gran
problema, ordenó repartir este mensaje por todo el reino:
– «Se hace saber, de parte del
rey, que se ofrecerá una gran recompensa de mil monedas de oro a quien consiga
entregarle un anillo capaz de conseguir el equilibrio en sus emociones».
Inmediatamente, decenas de
orfebres, médicos y hechiceros, llegaron al castillo con un prometedor anillo.
Eran realmente hermosos: algunos de oro, otros de hermosas piedras preciosas.
Anillos con supuestos encantamientos y otros tan brillantes como el sol. Pero
ninguno de ellos consiguió lo que el rey tanto anhelaba.
El anillo del equilibrio y su
misterioso mensaje
Hasta que un día, un viajero,
que llegaba de muy lejos, se postró ante el rey y le dijo:
– Majestad, vengo de un lejano
reino donde también llegó su mensaje. Deje que le entregue un anillo que yo he
usado durante mucho tiempo. Cada vez que me sentía triste o por lo contrario,
eufórico, lo observaba durante unos minutos, y recuperaba la calma. Solo tiene
que leer el mensaje inscrito en su interior. Cuando lo necesite, solo cuando lo
necesite…
Con estas misteriosas
palabras, el monarca tomó el humilde anillo que el viajero le entregaba. Estaba
hecho de bronce y un tanto oscuro ya. No parecía tener ningún valor económico.
Sin embargo, decidió aceptarlo, a la espera de ponerlo a prueba.
Y ese día no tardó en llegar.
Casi por sorpresa, un ejército enemigo invadió el reino y el rey tuvo que huir
del castillo. Cabalgó por el bosque, perseguido por algunos guerreros. Pero el
monarca consiguió esconderse y el enemigo no lo encontró. Sin embargo, estaba
solo en el bosque, y comenzó a sentirse triste, acabado:
– Ya no tengo nada, y estoy
solo… ¿Qué me queda para seguir viviendo?
El poder del anillo del
equilibrio
Su profunda tristeza hizo
acordarse del anillo. Entonces, se lo quitó del dedo y leyó la inscripción de
la que le habló aquel misterioso viajero. Entonces, sonrió. Al cabo de unos
minutos, decidió lo siguiente:
– ¡Recuperaré mi reino!
Buscó, en un reino amigo,
guerreros que quisieran acompañarle. Y, de esta forma, consiguió recuperar lo
que le habían quitado.
Eufórico como estaba, preparó
una fiesta de agradecimiento. Pero esa misma noche, vio entre los invitados al
viajero del anillo.
– También para este momento se
utiliza el anillo, majestad- le recordó entonces.
El rey, asintiendo, volvió a
leer las tres palabras que estaban inscritas en el anillo: «Esto también
pasará». Y al día siguiente, todo volvió a la normalidad.
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