MIOS
Una
reflexión sobre la resolución de problemas: Luchas o tomar el té
Luchar
o tomar el té, un relato sobre la resolución de problemas
El
relato ‘Luchar o tomar el té’
Esta
historia la hizo famosa un profesor universitario de Inglaterra, porque durante
toda su vida se la estuvo contando a sus alumnos como una fantástica lección de
vida.
Este
profesor sirvió al ejército inglés durante la Segunda Guerra Mundial. Le tocó
trasladarse a Birmania y luchar contra los japoneses.
Resulta
que su batallón fue rodeado por el enemigo en plena jungla. Uno de los
exploradores le avisó al capitán:
–
Señor, he visto hombres alrededor nuestro. No tenemos escapatoria…
Todos
temblaron. El profesor, que era muy joven, pensó que se acercaba el final de su
vida. El capitán seguramente les ordenaría atacar para intentar huir, y lo más
probable es que terminaran muriendo todos. Sin embargo, el capitán hizo algo
totalmente imprevisto. Miró su reloj y simplemente dijo:
–
Señores, son las cinco, la hora del té.
Todos
los soldados se miraron extrañados, pero debían obedecer, así que se prepararon
el té y se sentaron con tranquilidad a degustar la bebida. Al cabo de un rato,
el explorador volvió y le dijo algo al oído al capitán. Este a su vez dijo a
los soldados:
– El
enemigo se ha movido. Cojan sus cosas que tenemos una posible salida.
Y así
fue cómo el soldado, luego profesor, salvó su vida, gracias a la sabiduría y
templanza de aquel hombre, que supo esperar tranquilo a que se presentara una oportunidad
mejor.
Reflexiones
sobre el relato Luchar o tomar el té
De ser
una fábula, podríamos usar para este relato como moraleja un refrán que parece
muy obvio pero que siempre terminamos olvidando: ‘Si no puedes hacer nada, no
hagas nada’.
– ¿Te
sientes agobiado? Toma el té: a veces ante un problema, nos sentimos
acorralados y nos angustiamos pensando que no hay salida. Puede ser un problema
grande o pequeño. Eso da igual, porque el nivel de angustia siempre dependerá
de la importancia que nosotros le demos.
Ante esto, lo mejor es hacer lo que hizo el capitán en esta historia:
esperar. Esperar a que todo se aclare o a que estemos más tranquilos y podamos
ver una salida. El protagonista de esta historia terminaba diciendo a sus
alumnos que desde entonces, cada vez que se sentía acorralado o angustiado por
algo, se sentaba a tomar el té. Y dejaba que pasara el tiempo, sin hacer nada.
– En momentos de tempestad, no hacer cambios: San Ignacio de Loyola hizo famosa una frase que expresaba la misma filosofía del capitán de esta historia. Él decía que en tiempos de turbación era mejor no hacer cambios ni tomar decisiones, ya que existían muchas posibilidades de tomar el camino equivocado. Las grandes decisiones deben hacerse en calma y con claridad. Debemos estar totalmente convencidos de que queremos hacer algo antes de hacerlo
‘La sospecha’
. Una
fantástica fábula china sobre los prejuicios para niños y mayores: ‘La
sospecha’
La
sospecha, una fábula china sobre los prejuicios para niños y mayores
‘La
sospecha’, una fantástica fábula china
Un
día, un hombre perdió su hacha, y empezó a sospechar del hijo de su vecino.
Todo en él le indicaba que se trataba del ladrón: observó la forma de caminar
del muchacho (y le pareció que, efectivamente, andaba como un ladrón); observó
su forma de hablar (y pensó que hablaba igual que un ladrón); y observó
minuciosamente sus gestos… No tenía ninguna duda: ¡eran los gestos de un
ladrón!
Pero
días después, encontró su hacha tirada en el valle. Y al regresar a su casa,
comenzó a observar que el hijo de su vecino realmente no tenía ninguna pinta de
ladrón.
Moraleja:
‘Muchas veces vemos lo que queremos ver y emitimos un juicio sin saber’.
Qué
temas podemos trabajar con esta fábula corta
Esta
fábula nos anima a reflexionar acerca de estos temas:
– Por
qué tendemos a crear juicios de valor a partir de nuestra intuición.
– Al
final creemos lo que queremos creer y vemos lo que queremos ver. Las emociones
nos engañan y nos confunden.
– Cómo
la ira nos puede engañar.
Reflexiones
sobre la fábula china ‘La sospecha’
Esta
fábula corta, escrita por Lie Zi, explica muy bien por qué muchas veces nos
dejamos llevar por los prejuicios que trazamos guiados por el odio, la ira o
incluso la envidia, llegando a desfigurar por completo la realidad:
– La
realidad no es la que nos presentan nuestras emociones: En esta historia, el
hombre que perdió el hacha estaba muy enfadado. Guiado por la ira, decidió buscar
un sospechoso, y lo encontró rápido muy cerca de donde él vivía. Deseaba tanto
que el muchacho del que sospechaba fuera el culpable, que empezó a transformar
la realidad y a interpretar a su manera todo lo que veía.
– Por
qué no debemos dejarnos llevar por los prejuicios: No se puede acusar a nadie
de haber hecho nada si no hay pruebas que lo demuestren. En este caso, el
hombre que perdió el hacha no vio a nadie robarla. Entonces, ¿cómo podía estar
tan seguro de que había sido el hijo de su vecino? Se dejó llevar por la rabia
y la necesidad de encontrar un culpable. Los prejuicios la mayoría de las veces
suelen estar muy lejos de la realidad.
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